viernes, 5 de abril de 2013
Todavía quedan las gotas de lluvia resbalando por las hojas de las encinas y depositándose dulcemente sobre el suelo adehesado. Ha estado lloviendo durante la noche y, con las primeras luces, comienzan a abrirse claros entre nubarrones violetas y dorados. Atrás quedaron las Lagunas de la Albuera camino de Torre de Miguel Sesmero. Desde el alto, sobre la rivera de Nogales, se vislumbra al fondo el pueblo y su castillo abrazados por la sierra de Monsalud. Hay dos críalos (Clamator glandarius) sobre una alambrada de espinos que separa la rivera de la dehesa donde corretean chotos de retinta y limousine.
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