Las grullas realizan todos los años un largo viaje desde sus zonas de reproducción en el norte de Europa hasta la Península Ibérica. Este viaje hacia los inviernos suaves del sur a veces es superior a los 4.000 kilómetros y necesitan varias semanas para alcanzar su destino. Adenex explica que un "alto porcentaje" de estas grullas viajan hasta Extremadura cada año para pasar el invierno, por lo que esta comunidad autónoma desempeña "un papel fundamental en su conservación".
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